23.2.06

Militantes anti-TV: ¡castigados sin tele!

Na íntegra (com a devida vénia) a crónica de SALVADOR LLOPART/La Vanguardia de 23/02/2006: "Las últimas cifras son las de siempre: como media, más de tres horas frente al televisor. Y en Estados Unidos, más de cuatro. Eso, dicen, ha llevado a los opositores de la tele más radicales a pasar a la acción directa. La revista The Ecologist (edición en castellano) habla, en su número de febrero y marzo, de los nuevos militantes antitelevisión. Son colectivos organizados alrededor del rechazo frontal a la tele; y de algunos de estos grupos, en su mayoría norteamericanos, se podría decir que son grupos armados,pues cuentan con un curioso adminículo llamado TV-B-Gone que permite apagar cualquier aparato de televisión situado a unos 17 metros de su radio de acción. Son grupos armados, pero no son peligrosos porque mantienen como guía el respeto a la libertad individual. Que cada uno haga con su vida lo que quiera, aseguran. Lo que no soportan es la intrusión de la tele en la vida colectiva. Así, los anti-TV tienen su objetivo preferido en bares, restaurantes y aeropuestos, lugares públicos donde la tele suele estar encendida - generalmente a todo volumen- sin que en realidad nadie la esté mirando. No consta que la CIA o el FBI haya colocado el nombre de los líderes de tales organizaciones entre los más buscados del país. Al menos, de momento. En cualquier caso, las tesis sobre las que sustentan sus acciones son, como las horas que dicen que nos pasamos frente a la tele, las de siempre: la pequeña pantalla hipoteca nuestra vida. Mirar la tele es como estar mirando la pared. La tele aumenta el riesgo de depresión, incrementa los estados de ansiedad y merma la autoestima. Y eso, se mire como se mire, no puede ser bueno. De ninguna de las maneras. Por lo tanto, si es cierto, quizá lo mejor sería dejar de mirar la tele de forma indiscriminada y dedicarse tan sólo a ver programas. Elegir. Y cuando el programa en cuestión no nos guste, o nos moleste, o nos ofenda, sentirnos tan radicales como un militante yanqui anti-TV. Pensemos que, en realidad, todos tenemos un TV-B-Gone a nuestro alcance. Se llama mando a distancia."
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